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China: del milagro económico al desastre ecológico

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La China tiene hoy el record mundial del crecimiento económico pero también el de la contaminación del aire y del agua. Millones de chinos beben y respiran agua y aire contaminados y cientos de miles se enferman. Esta situación ambiental catastrófica está provocando crecientes protestas que preocupan a la dirigencia comunista de este país.

Hoy la mayoría de las noticias internacionales solo describen una China, cuando en realidad, existen dos. La descrita es la del milagro económico, la que recibe la mayor parte de la inversión extranjera del mundo, la que produce el 80% de la producción nacional, la que ha hecho emerger una nueva clase media de 200 millones y una élite muy rica. La otra China, de la que casi no se habla, es un país de unos 900 millones de campesinos y trabajadores con muy bajos ingresos, con unos 100 millones de desempleados y sumergido en un desastre ecológico sin precedentes, que, según el viceministro Pan Yue, Jefe de la Administración del Medio Ambiente (SEPA): “Puede hacer terminar pronto el milagro económico porque el medio ambiente ya no puede seguirle el paso” (1)

Replicando el “Modelo California”

Hoy, el modelo de expansión urbana de California es el paradigma global de urbanización y desarrollo. Consiste en un crecimiento insostenible de las ciudades que destruye tierras agrícolas, biodiversidad, devora insaciablemente agua, alimentos, petróleo, hace del automóvil privado el rey del transporte y lanzan enormes cantidades de gases hacia la atmósfera que contaminan el aire y recalientan el clima del planeta. (2)

La China está replicando este modelo insostenible pero con cuatro peligrosas desventajas frente a California. Tiene mucho más población, más escasez agua, menos producción agrícola per-capita y, en vez de petróleo, usa el carbón, una energía mucho más contaminante. Estas desventajas están produciendo en China un peligroso desequilibrio físico-social entre la población y los recursos. Frente a una población urbana que crece a la increíble tasa de casi 6% (unos 30 millones al año) un tercio del suelo sufre erosión y está inhabilitado para la agricultura, el 75% de los ríos y los lagos están contaminados, también el 90% de las fuentes subterráneas del agua. Hoy, unas 400 ciudades tienen escasez de agua y casi todas ellas sufren una de las peores contaminaciones del aire y del agua en el mundo. (3)

A pesar de este desequilibrio entre población y recursos, la China continúa con la más grande expansión urbana que registra la historia reciente, construyendo cada año 2,5 billones de metros cuadrados de espacios comerciales y residenciales, superando la construcción urbana de los Estados Unidos y de Europa. El número de las ciudades chinas se ha cuadriplicado, cerca de 700 nuevas ciudades han brotado y se han expandido las existentes. La población urbana de China se ha triplicado, es ahora de 560 millones, es decir, el 40% del total de la población. Se espera que de aquí hasta el 2030 unos 400 millones de habitantes rurales se muevan a las ciudades convirtiendo a la China en un país totalmente urbanizado. (4)

La imitación del modelo California ha hecho crecer el parque automotriz de China 130 veces y obligado a construir miles de parqueaderos y cerca de 100 mil kilómetros de autopistas. También, el viceministro Pan Yue, considera que si la China sigue imitando el modelo californiano y de cada dos chinos uno llega a tener un automóvil, habrían 600 millones de autos en China, es decir, más autos que los 540 millones que existen hoy en todo el mundo. Las autopistas, parkings y las estaciones de servicios que requerirían esta colosal cantidad de automóviles consumirían la poca escasa tierra agrícola que quedaría en este país (5)

Lo más alarmante de esta expansión urbana es la falta de un recurso tan vital como el agua. Hoy, dos tercios de las casi 700 ciudades chinas sufren escasez de agua y unas 110 tienen severos cortes. (6) Muchas ciudades están absorbiendo la poca agua con que cuenta la China para producir alimentos. En consecuencia, China está perdiendo seguridad alimentaría y se está convirtiendo en una suerte de Gargantúa cuya demanda voraz de alimentos contribuye a elevar los precios internacionales de estos vitales productos.

En China, el agua no solo es escasa, sino que, además, sufre una colosal contaminación. Cerca de 700 millones de chinos toman hoy agua contaminada con deshechos animales y humanos y unos 190 millones sufren enfermedades, como consecuencia de ello. (7) En China las dos terceras partes de los desagues no son tratados. Los dos más grandes ríos de China, el Yangtze y el Amarillo, que son sus más importantes fuentes de agua, reciben el 40% de los desagues. También China vierte 2,8 billones de toneladas de aguas contaminadas al Pacifico, siendo así el mayor contaminante de este Océano. (8)

Hoy, el aire de las ciudades chinas es uno de los más contaminados del mundo. Solo el 1% de 560 millones de los habitantes urbanos respiran aire limpio. Según la SEPA, las muertes prematuras por contaminación del aire alcanzan 400 mil al año, pero según el Banco Mundial, que ha revisado las cifras con SEPA, serían unos 750 mil, una verdadera hecatombe que el gobierno chino no ha querido publicar por el “impacto social” que tendría. (9)

Olimpiadas de Beijing: Record de extravagancia acuática

Mientras que unas 400 ciudades chinas sufren escasez de agua y las granjas, alrededor de Beijing, tienen este recurso severamente racionado, una vecina de esa capital, la escritora, Dai Ping, cuyos obras han sido prohibidas en China, narra con fina ironía, en el New York Review of Books (*), cómo se está construyendo en Beijing, para maravillar a los espectadores de las Olimpiadas, un vasto lago, un Parque Acuático y la más grande fuente del mundo, con un poder hídrico para lanzar un chorro de agua a mas de 134 metros de altura.

Recientemente, las autoridades chinas han hecho conocer que Beijing, durante los Juegos Olímpicos, gozara de un suministro de agua sin precedentes. Todos los habitantes comunes y corrientes de Beijing podrán, por primera vez, gozar de agua potable en cantidades normales, pero este goce será solo por la duración de las Olimpiadas; luego volverá la escasez con un consumo anual por persona equivalente a tan solo un treintavo del consumo promedio mundial de agua.

La intención de disfrazar a la sedienta Beijing de maravilla líquida, con un parque acuático, con un lago artificial, con la fuente más grande del mundo y con un suministro de agua tan solo temporal, es el primer record que se ha batido en esa ciudad, que no ha sido olímpico, sino de extravagancia en el trato de la grave escasez de agua que sufren esa ciudad y cientos de otras en ese gran país. u
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(*) Dai Ping “The Thirsty Dragon at the Olympics. (El Dragon Sediento en las Olimpiadas) New York Review of Books. December 6 2007.

La principal causa de esta contaminación del aire es el uso excesivo de una energía muy contaminante como es el carbón. Se puede afirmar que el gran crecimiento del PNB de China en los últimos treinta años es producto del carbón. Esta energía sucia constituye el 70% de la energía que consume China y no hay asomo de que esta situación cambie en el futuro. La demanda de carbón es tal que se duplicará al fin de este año, en vez del 2020, como se había previsto. Al lado del carbón, debido a la gran expansión del parque automotriz, China utiliza cada vez más petróleo, otra energía contaminante, cuya demanda ha crecido un 100%, contribuyendo, así, a contaminar aún más el aire de las ciudades. (10)

La mayoría de las ciudades chinas están envueltas en una nube marrón-gris tóxica que también se comienza a exportar. Las partículas de dióxido de carbono y sulfuro que integran esta nube ya están presentes en Corea, Japón, Alemania y el Mediterráneo. Según el Journal of Geophysical Research, también han pasado el Pacífico y se encuentran ahora en el aire de California. Por otro lado, la Agencia Holandesa del Medio Ambiente afirma que, a fin de este año, la China destronará a los Estados Unidos como el primer emisor de gases que recalientan el clima planetario. (11)

Convirtiendo la contaminación en protesta social

La mega-devastación del medio ambiente que produce el milagro chino ha terminado siendo el fulmínate de inesperadas protestas sociales. En el año 2005, hubo 51,000 protestas, unas 1000 por semana. También las quejas escritas a las autoridades están creciendo a un ritmo del 30% y han llegado a cerca de 400 mil en el 2007. La gente está comenzando a tomar las calles para protestar por la mala calidad del agua o del aire y por el desalojo de campesinos o vecinos de las ciudades como resultado de la voraz expansión urbana. (12)

El partido comunista chino está preocupado por el incremento de las protestas. Temen que se mezclen con la frustración y resentimiento que existen por el desempleo y la desigualdad social y provoquen, con el tiempo, grandes turbulencias sociopolíticas. Los altos dirigentes chinos han terminado por admitir que el masivo deterioro del medio ambiente es un serio problema y han inyectado en su discurso político una nueva retórica ecológica. El primer ministro Wen Jibao, durante su último mensaje anual a la nación, hizo cerca de 48 referencias a la protección ambiental. (13)

Este cambio del gobierno central chino ha servido para impulsar nueva legislación ambiental. La SEPA, inclusive, ha ido más allá y concluido que este crecimiento depredador ha llegado casi al límite y se necesita un nuevo modelo de crecimiento. Dentro de esta percepción el presidente de la China, Hu Jintao, presentó un ambicioso proyecto conocido como el PNB Verde, un nuevo modelo de crecimiento que tomaría en cuenta el costo de la destrucción ambiental.

A pesar de esta nueva retórica, las medidas necesarias para mejorar la calidad del agua y del aire, que son los dos flagelos ambientales que afligen a China, han quedado en el papel. Sólo se han tomado medidas drásticas en Beijing por la presión de las Olimpiadas. Tampoco se ha puesto en práctica el PNB Verde del presidente Hu Jintao porque, si se hubiera hecho, el crecimiento del 10% del PNB de 2007 se hubiera reducido al 7%.

Según un abogado ambientalista chino, sólo se está cumpliendo el 10% de las leyes ambientales debido a que las autoridades locales las ignoran y se coluden con muchas empresas. (14) Se podría decir que todo el sistema burocrático y no menos corrupto chino sigue dando muy poco valor al medio ambiente y es, más bien, adicto a un crecimiento económico tóxico y depredador. Así, el PNB Verde del presidente Hu Jintao sigue siendo color marrón-gris y no será verde mientras no haya un cambio democrático en China.

Base energética China

por Jorge Minaya Vizcarra*

Antes de arribar a una definición puntual sobre los componentes del patrón energético chino, y las consecuencias de su uso, en la ruptura del equilibrio del sistema ecológico, es preciso conocer cuáles son los recursos extractivos con los que cuenta este país-continente. En efecto, el potencial primario de China (que es vasto y complejo tanto por la producción como por las reservas), le permite contar con una estructura extractiva diversificada, que se mueve entre el magnesio, el manganeso, el plomo, el zinc y los fosfatos, cuando no entre el hierro, el antimonio, el mercurio y el estaño.

Sin embargo, el corazón del patrón energético chino, está sustentado en una tríada: el carbón, el petróleo y el gas natural; siendo el primero el de mayor abundancia y la principal fuente de energía; en efecto, las reservas probadas de carbón le aseguran a China diez siglos de consumo, con un volumen comparable al existente en Estados Unidos o en la ex Unión Soviética (su producción llega a 1.667 millones de toneladas anuales).

Ahora bien, el correlato de esta abundancia hullera (el carbón representa el 70% de sus necesidades energéticas primarias), se expresa en dos consecuencias puntuales para el mundo sínico: en una expansión de la economía que alcanza ya las tres décadas, y en una terrible ruptura del orden ecológico con unos niveles de contaminación sin precedentes en la historia China. Ciertamente, las emisiones de dióxido de carbono superan los 800 millones de toneladas (segundo puesto mundial), y las de dióxido de azufre se estiman en unos 200 millones de toneladas (primer puesto mundial).

Finalmente, y como no podía ser de otra manera, el impacto en el medio ambiente de esta estructura energética de consumo creciente y basada en el carbón es sustancial: el 30% de la superficie total del país sufre lluvia ácida, que afecta a ciento diecisiete ciudades; el agua y toda la cadena alimenticia han sido devastadas, lo que hace que 16 de las 25 ciudades más contaminadas del mundo estén en China.

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*SINÓLOGO PERUANO, CONSULTOR INTERNACIONAL.

La catástrofe ecológica de China nos muestra que no se puede lograr una protección ecológica eficaz con un socialismo con “características chinas”, una mezcla de autoritarismo comunista con capitalismo primario que trata al medio ambiente como una materia prima más. También, los graves daños ecológicos del milagro chino nos enseñan que la sociedad de gran consumo, el modelo California, no puede replicarse por los 1,300 millones de habitantes de China, ni tampoco por los restantes 4 mil millones de los demás países en desarrollo, porque para replicarlo necesitarían un planeta adicional. Finalmente, este desastre ecológico confirma que, para saber adonde va la China y el mundo, se necesita hoy conocer más ecología que economía e interesarse más por la calidad del aire y del agua que del crecimiento “milagroso” del PNB.

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