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Ecoturismo, negocio rentable para la conservación

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En las últimas décadas, la problemática ambiental del planeta se ha intensificado, alcanzando niveles de peligrosidad irreversibles que denotan consecuencias devastadoras no sólo en términos económicos, sino directamente en la supervivencia de la vida en el planeta.

La crisis medioambiental no es un fenómeno reciente, aunque sí se exacerba durante la segunda mitad del siglo XX, donde se empiezan a sentir los efectos del proceso de industrialización que impulsaron procesos socioeconómicos y tecnológicos que han colocado en riesgo el equilibrio de los ecosistemas; todo ello aunado a la indiferencia e incapacidad de la comprensión humana de entender la verdadera relación del hombre con la naturaleza, eludiendo así su responsabilidad frente a ésta y de lo que puede suceder.

La magnitud de esta crisis se expresa a nivel mundial, pues durante los últimos decenios el volumen de agua disponible para las personas ha disminuido drásticamente, actualmente la contaminación del agua causa la muerte de 1,8 millones de personas por año1 y el aumento del nivel del mar causado por el calentamiento atmosférico está desplazando a decenas de millones de habitantes. Asimismo, se encuentran fenómenos como la salinización y la degradación de los suelos agrícolas y forestales; pérdida de biodiversidad; desertificación; la destrucción de la capa de ozono y la consecuente disminución de la protección contra las radiaciones solares; el saqueo y destruccion de los recursos naturales (ej. anualmente se pierden 13 millones de hectáreas de bosque tropical producto de la deforestación2); la acumulación de residuos y el creciente número de víctimas por exposición a contaminantes del aire, e incluso la aniquilación de los estilos de vida tradicionales.

No obstante, se ha percibido en los últimos años que la sociedad está tomando conciencia de que los recursos que nos brinda la tierra se están agotando y que, si se sigue por este camino de despilfarro, abuso e irracionalidad al explotar y utilizar irresponsablemente los recursos naturales, muy pronto será demasiado tarde para remediar lo que se está haciendo al exceder los límites de esta fuente generadora de servicios y bienes ambientales. Bajo este marco es que en 1968 se creó el Club de Roma, conformado por un grupo de profesionales internacionales en los campos de la diplomacia, industria, academia y la sociedad civil y que fueron los primeros en promover un crecimiento económico estable y sostenible de la humanidad. Pero fue en 1987, en el Informe Brundtland3, donde se formaliza por primera vez el término de¬sarrollo sostenible: “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”. Esta definición se asumiría posteriormente en el Principio 3º de la Declaración de Río (1992)4.

A partir de la preocupación por la conservación de los recursos naturales y su uso sostenible es que tanto los gobiernos como la sociedad civil están realizando esfuerzos para salvaguardarlos. Sin embargo, existen grandes desafíos de toda índole siendo uno de los más importantes la consecución de recursos financieros para cubrir los costos e inversiones asociados a la conservación de la biodiversidad. Sin suficientes fondos a largo plazo para cubrir los gastos de la conservación, miles de áreas ricas en biodiversidad colapsarán.

Una de las herramientas económicas de mayor éxito a nivel mundial para lograr el desarrollo sostenible local es el ecoturismo, definido como el viaje a áreas frágiles, prístinas, y normalmente protegidas que se esfuerzan por ser de bajo impacto y de pequeña escala. Ayuda a educar a los viajeros; provee de fondos para conservación; directamente beneficia el desarrollo económico y el fortalecimiento político de comunidades locales; y promueve el respeto por las diversas culturas y los derechos humanos (Honey, 1999, p. 25)5.

De esta manera, el ecoturismo promueve la educación ambiental en tres dimensiones: los ecoturistas, personal del ecohotel o ecoalbergue y las comunidades locales. Asimismo, revaloriza el conocimiento tradicional y herencia cultural; permite mejorar la calidad de vida de las comunidades locales; asegura un flujo constante de ingresos para la investigación y conservación de la biodiversidad; e impulsa la economía local, fortaleciendo simultáneamente a otras actividades económicas como la agricultura, la elaboración de artesanías, textilería, entre otros.

Pero ello no es todo, el ecoturismo posee un gran potencial para apalancar mayores recursos a través de innovaciones financieras utilizadas con gran éxito por los fondos ambientales y que lo convertirían en una estrategia global de financiamiento para la conservación de la biodiversidad de gran impacto, debido al alto número de ecoalbergues alrededor del mundo.

Así, las empresas ecoturísticas pueden crear un fondo patrimonial, en los que se utiliza únicamente los intereses generados por la inversión del capital principal; o un fondo revolvente, en los que existen adiciones periódicas al capital. La fuente de estos fondos constituirían una tasa de conservación que cada turista aportaría con la finalidad de que se siga conservando el habitat que visita, asi como en la inversión de proyectos de investigación científica de especies de flora y fauna.

Una experiencia de éxito ocurre en Belice donde opera desde 1996 el Protected Areas Conservation Trust – PACT, cuyo objetivo es impulsar el financiamiento sostenible de las áreas protegidas de su país, por medio de la capitalización de un fondo a través de una tasa de conservación que contribuyen los extranjeros a su salida del país, de las entradas a áreas protegidas y de los impuestos de paso de los cruceros que visitan Belice. Con esta estrategia, PACT recauda alrededor de US$525,000 anualesy tiene un fondo patrimonial de US$1.5 millones con un rendimiento anual de 5% producto de su administración.

De esta manera, las empresas de ecoturismo tienen la oportunidad de generar mayores recursos para el financiamiento de la conservación de su principal activo, la naturaleza, aplicando estas herramientas financieras que le proporcionarán recursos sostenibles y de largo plazo. Incluso, podrán financiar sus inversiones en conservación sin que este dinero salga del presupuesto operativo del ecoalbergue.

Hay que hacer unos pocos cálculos para conocer los beneficios de la diversificación de fuentes de financiamiento a través de la aplicación de modelos financieros descritos. Así, suponiendo que un ecoalbergue contase con 30 habitaciones dobles y una tasa anual de ocupabilidad promedio de 56%, con un promedio de permanencia de dos noches, se tendría a 6.132 turistas por año. Si a estos turistas se les incluye en el precio una tasa de US$10 para apoyar a los esfuerzos de conservación, entonces el primer año la conformación del fondo patrimonial ascendería a US$ 61.320. Si el rendimiento anual de dicho patrimonio fuese de 14.5%6, entonces en el primer año se obtendría una ganancia de US$ 8.891 para destinarse a financiar los costos de la conservación, sin utilizar el capital semilla. Con esta operación, al replicarse durante cuatro años consecutivos y manteniendo las variables constantes, se obtendría un fondo patrimonial ascendente a US$ 245.280, pudiéndose canalizar anualmente los rendimientos que llegarían a US$ 35.565 y así asegurar un financiamiento sostenible de la conservación y la investigación científica de la biodiversidad.

Como se ha visto, los desafíos que conlleva a la conservación de nuestro planeta exigen creatividad para desarrollar soluciones urgentes y una combinación de herramientas financieras ya probadas con éxito hace más de 20 años puede contribuir satisfactoriamente con dicho proceso.

REFERENCIAS
(1) Organización Mundial de Salud, OMS.

(2) Banco Mundial.

(3) Informe socio-económico elaborado por distintas naciones en 1987 para la ONU, por una comisión encabezada por la doctora Gro Harlem Brundtland. Originalmente, se llamó Nuestro Futuro Común (Our Common Future, en inglés). Implica un cambio muy importante en cuanto a la idea de sostenibilidad, principalmente ecológica, y a un marco que da también énfasis al contexto económico y social del desarrollo.

(4) Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992; donde se reafirma la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, aprobada en Estocolmo el 16 de junio de 1972.

(5) Definición dada por Martha Honey en su libro “Ecotourism and Sustainable Development”.

(6) Rendimiento anual 2006 del fondo patrimonial que administra el Fondo Nacional para Áreas Naturales Protegidas por el Estado, en Perú.

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