Estatuto de Kosovo, atolladero político en Bosnia-Herzegovina: parecen reunirse todos los elementos de una nueva crisis regional, consagrando el fracaso de las políticas de la “comunidad internacional” de los últimos quince años. En este contexto deletéreo, resurge la antigua idea de redefinir las fronteras de los Balcanes. Esta vez con un criterio étnico, como si fuera posible “naturalizar” los límites de los Estados nacionales. Como se entremezclan poblaciones, minorías y reivindicaciones, este criterio podría sumir a la región en el caos.
La probable independencia de Kosovo puede tener graves consecuencias regionales. Los serbios de Bosnia-Herzegovina, quienes tambien reivindican su derecho a la secesión de un Estado que evidentemente nunca funcion, la considerarían un precedente. además podría generar una ola de desestabilizaciones en cadena, fundamentalmente en Macedonia y en Montenegro, lo que puede poner en tela de juicio todas las fronteras actuales de los Balcanes. Pero cabe preguntarse si, como lo sugieren en voz alta un numero creciente de expertos y de diplomáticos, esas fronteras son un tabú que podría superarse. Las guerras de la década de 1990 se libraron en nombre de los grandes Estados, de la Gran Serbia o de la Gran Croacia. Detrás de la reivindicación de independencia de Kosovo se perfilaría el espectro de la Gran Albania habrá llegado entonces el momento de revisar todas las reivindicaciones territoriales, y de definir nuevas fronteras, que serian por fin justas, pues coincidirían con la distribución étnica de las distintas poblaciones? Hay que trazar de nuevo el mapa de los Balcanes para asegurar de una vez por todas una paz duradera en esa región, y por lo tanto en toda Europa Esa idea, que es
antigua, resurge regularmente.
