Gino Costa. IDL, Lima, 87 páginas
“Violencia e inseguridad pública son temas polémicos y multifacéticos tanto en la esfera práctica como en la intelectual. Por eso, las sociedades que las experimentan con mayor dramatismo han tenido tanta dificultad en enfrentarlas, e incluso en diagnosticarlas con precisión.
Frecuentemente, la opinión pública se pierde en una multiplicidad babélica de lenguajes conceptuales y valorativos, porque no hay consenso sobre lo que está en cuestión ni se sabe a ciencia cierta dónde se encuentran las divergencias. En el campo de los profesionales de la seguridad pública y de los intelectuales, la tendencia ha consistido en centrarse unilateralmente en los temas pertinentes a las respectivas especialidades, así como en problemas locales o, en el mejor de los casos, nacionales. En el ámbito de los militantes políticos y de los movimientos sociales, predominan las denuncias y las reivindicaciones, no las reflexiones sobre alternativas ni la formulación de propuestas objetivas y realistas. En la esfera de los responsables de la gestión pública, impera la agenda de las crisis y de las emergencias, lo que la torna reactiva y, con suerte, apenas superficial y parcialmente reformista.
Tal vez esas limitaciones se deriven de la relativa incomunicación entre las distintas experiencias y trayectorias personales: investigación empírica, análisis reflexivo, estudios comparados, gestión pública, militancia política y ciudadana, operación práctica del sistema de seguridad. Cada vivencia faculta el acceso a una parcela del universo e induce a la elaboración de un lenguaje específico, que articula valores diferenciados y expectativas diversas.
Quizá por eso, las palabras de Gino Costa constituyen una realización extraordinaria de la alianza entre la teoría y la práctica, entre la agudeza analítica especializada y la comprensión comparativa transnacional, entre la defensa de los principios y la inmersión pragmática en lo operativo, entre el conocimiento empírico y la formulación de alternativas, a través de la identificación de los mejores caminos ya recorridos, siempre y cuando se los adapte, creativamente, a las singularidades locales.