Carlos Tovar. Fondo Editorial Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 178 páginas
Carlos Tovar (más conocido, estoy seguro, como Carlín) es arquitecto, laureado caricaturista y sobresaliente intelectual.
Hace como una década Carlín publicó Habla el viejo que además de ser un fluido testimonio de sus diálogos con un reaparecido Carlos Marx es lúcida interpretación de lo que el marxismo podría decirnos hoy día.
No creo que todavía haya mucha confusión de los intelectuales entre el marxismo aplicado –el comunismo en sus diferentes versiones nacionales– y el análisis, a mi modo de ver definitivo, de la economía hecho por Marx, el cual Adam Smith había dejado sin duda incompleto. (Igual situación ocurre con la iglesia católica, una exótica institución, el mensaje de Cristo y el broche de oro puesto por Pablo de Tarso).
En este nuevo libro, Carlín, con exquisita serenidad, fruto, sin duda, de una gran precisión en su análisis intelectual se introduce al controvertido tema del avance tecnológico, su contribución a la productividad, el desempleo creciente y, lo que es crucial, la perdida del derecho al ocio que es –muchos lo han sostenido– la base de la creatividad humana. Lo hace a partir del pensamiento básico de su amigo “el viejo Marx” y de ejemplos, simples, precisos e ilustrativos, de la actuación de ejecutivos –que no son los dueños de los capitales– pero los manejan para su exclusivo beneficio. Ellos son la barrera, como el comunismo o el catolicismo, para que haya la justicia que tanto San Pablo como Karl buscaban.
El mensaje final de Carlín no admite dudas: hay un mundo que cambiar. ¿Qué esperamos?