Joseph Brodsky. Ed. Siruela, 92 páginas
Premio Nobel de Literatura 1987, Joseph Brodsky fue el gran poeta ruso del siglo XX. Pero esta obra es el elogio monumental a Venecia, la ciudad distinta, “el paraíso en la tierra”, según Brodsky, quien la visitó durante 17 años.
El libro está integrado por 51 reflexiones, entre otras, acerca del arte, la belleza y el amor. Dice acerca del arte que las iglesias deberían permanecer abiertas durante la noche, cuando menos aquella que alberga la pintura de la Madonna con el Niño de Bellini, en la que “…el espacio de una pulgada que separa la palma de la mano izquierda de la Madonna y la planta del pie del Niño es la que separa el amor del erotismo”. Dice sobre la belleza, que Venecia es una ciudad cruzada por el agua que “es igual al tiempo y produce doble belleza”. Agrega que lo único que puede superar a Venecia es una ciudad en el aire.
Los comentarios que componen el libro son variados y están escritos con la prosa del poeta, con gran claridad y conmovedora hermosura. Aborda el sentimiento humano, la historia del hombre, todo desde la perspectiva de la ciudad que no obstante su antigüedad sigue transmitiendo futuro, convocando esperanza.
Leer a Brodsky en prosa es descubrir el genio del poeta. Es, igualmente, confirmar la trascendencia de su sentimiento. Cuando recibió el Nobel de Literatura, Brosdky dijo: “…para alguien que ha leído a Dickens, dispararle a otro ser en nombre de una idea es más difícil que para quien no lo ha leído.” Y añadió: “Lenin era letrado. Stalin era letrado, también Hitler y Mao, que incluso escribió versos. Lo que todos ellos tenían en común, sin embargo, era que su línea de poderosos era más larga que su lista de lectura”. (K.Ch.T)