Orhan Pamuk. Ed. Alfaguara, 498 páginas
Lugar: Kars, en la frontera de Turquía. Personaje: el poeta y periodista Ka, exiliado en Francfort. Historia: el viaje, la visita de Ka a Kars, tiempo después de haberse alejado, atraído por el súbito suicidio de varias jóvenes a las que se les había prohibido cubrirse las cabezas. El conflicto de la tradición con la modernidad le llamó nuevamente su atención.
Ka descubre en Kars los sentimientos que lo embargan por el reencuentro con sus tradiciones, su lugar de origen, su ciudad, esta vez atrapada en el medio de una tormenta de nieve, que además le inspira un poema del mismo nombre.
Ka no puede dejar de comparar los mundos que representan Kars y Francfort, las enormes distancias que separan sus culturas y las contradicciones que conllevan. Simultáneamente, el poeta revive su amor inicial, el encuentro con la mujer de su adolescencia y el comienzo de una nueva relación entre ambos.
Pamul, con gran sutileza y un pulcro lenguaje que le mereció el Premio Nobel de Literatura, lo que nos plantea en Nieve es precisamente las diferencias de oriente y occidente. Sin decirlo, toma posición por occidente: reconoce su progreso, el bienestar que ha logrado. Sin embargo, a través de Ka, Pamul se identifica con su oriente originario, su belleza, su historia; en una palabra, su simpleza.
La obra trata, también, de política, cuando se refiere al golpe de Estado que se produce en el medio de unas controvertidas elecciones, así como de la miseria que representa Kars, la ciudad cada vez más deteriorada sin afán de mejoría, congelada en tiempo, con sus ancestrales costumbres y sus mismos personajes.
Pamuk es un oriental occidentalizado, alguien que cree que se puede mantener la tradición sin renunciar al progreso. Por eso es que cuando recibe el Premio Nobel habla de su padre, de su deseo de ser escritor, de la necesidad de juntar mundos antes que distanciarlos, sin que ese compromiso afecte la esencia de cada cultura.